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Opinión: Chávez, enfermo incurable.


• José Muci-Abraham

Recientemente tuve oportunidad de asistir a una magistral conferencia dictada por el ilustrado médico venezolano, especializado en psiquiatría, Franzel Delgado Senior, sobre las características realmente preocupantes de la oscura personalidad del actual Presidente del país, señor Hugo Chávez.

Con trazos maestros, delineó el conferenciante los severos trastornos de la personalidad de alguien cuyos rasgos lo hacen subsumible en la categoría de sujetos que la dogmática penal denomina, desde hace tiempo, “sujetos peligrosos”.

Chávez no es una persona cualquiera, cuyas conductas sean más o menos parecidas a los sujetos corrientes. Y técnicamente no es un “loco”, porque aunque este vocablo se aplique impropiamente a personas que no se ajustan al estereotipo de los hombres “normales”, sólo es aplicable a quienes están privados del juicio o del uso de la razón, y en este concepto no encuadra el personaje bajo análisis.

No es, pues, una persona normal, pero tampoco es un “loco”. Trátase de algo peor y realmente preocupante, por el papel rector que irresponsablemente ocupa en la estructura del Estado.

El paciente Chávez es, nada más y nada menos –y cuando lo digo se me eriza el pelo– un “psicópata” : por obra de la anomalía que padece, a pesar de poseer la integridad de sus funciones perceptivas y mentales, se halla patológicamente alterado en su conducta social.

Trátase de una anomalía psíquica extremadamente grave que le impide toda coherencia y objetividad, que lo priva de la capacidad natural para actuar rectamente. No tiene “sindéresis”, en lo absoluto.

¿Cómo es posible que una persona afectada por tan grave dolencia, esté colocado en una posición que le permite planear la destrucción de un país?

Chávez no es un individuo cualquiera, cuya conducta sea socialmente intrascendente, sino alguien que carece de un juicio objetivo de la realidad . Frente a la realidad que todos enfrentamos, la suya es otra bien distinta, y de cara a ella obra en consecuencia, es decir, desacertadamente. Su visión está en un sitio distinto al objetivo normal , fuera del “blanco de tiro”, para decirlo en forma sencilla.
Desde la niñez hasta los 21 años, aproximadamente, la psicopatía puede apoderarse del individuo, y si no ha sido objeto de curación hasta entonces, se aposenta en el sujeto hasta el final de sus días. Parece que nuestro paciente traspasó la barrera límite de toda posible recuperación.

Su dolencia, por consiguiente, es insanable.


¿Cómo fue posible que un sujeto intolerante, pendenciero, soez, ofensor recalcitrante, obstinado, narcisista y que ha quebrado la lógica y la coherencia del país con su verborrea y sus desplantes, fuese elegido para ejercer la Jefatura del Estado?.

¿Cómo pudo atravesar todas las barreras y controles, y engañar al común, mostrando un aparente sano juicio y entendimiento? Para este personaje la tolerancia, la tregua, la reconciliación y el armisticio son conceptos que su grave enfermedad le impide conocer.

Fantasiosamente, imagina un permanente cerco de sus enemigos y su febril actividad sólo está dirigida a romper la emboscada ficticia que le tienen tendida. El ¡alto al fuego!, la bandera blanca, la virtud que pone en el ánimo tranquilidad y sosiego, son abruptamente repelidos por el talante conflictivo de quien debería ser paradigma y ductor de los venezolanos.

El ingreso de Chávez a la presidencia se debió a su facilidad para engañar y a las increíbles facilidades que ofrecía la Constitución venezolana para acceder a la Presidencia de la República.

Según ella, para aspirar a la primera magistratura de la nación, bastaba ser venezolano por nacimiento, mayor de 30 años, y de estado seglar. Esto decía el artículo 182 de la Constitución de 1961, que se hallaba en vigor al tiempo de la elección de Chávez. Nada adicional se exigía para aspirar a la candidatura presidencial.

La laxitud de la disposición constitucional permitía que hasta un analfabeto fuese presidente. Y por qué no un psicópata , como Chávez. En el futuro habrá que estipular lo necesario para evitar nuevamente la sorpresa que representa un enfermo psíquico encaramado en la cima del poder.

Por fortuna, ya los venezolanos hemos comprendido que nos acecha un peligro inusitado, y nos hemos unido para solicitar, pacíficamente y en democracia, la revocación del mandato de este psicópata. No cabe la menor sombra de duda que la consulta pública realizada al efecto ha sido multitudinaria y contundente. Más aún lo será el referéndum revocatorio, pues a los firmantes de la solicitud se sumarán, por miles, quienes ilegalmente fueron amenazados por el oficialismo para que se abstuvieran de solicitar el referéndum .

Chávez perderá estrepitosamente el referéndum revocatorio, que se realizará dentro de pocos meses. Ya se sabe perdido y pronto se sentirá terriblemente solo y abatido, especialmente cuando sea llevado a las instancias judiciales internacionales para que responda por sus crímenes. ¡De Presidente a reo, y luego a presidiario!.
(El autor es médico: El Nacional – 2004)

► Delgado Senior ,y otros siquiatras, recordó también en Globovision que el concepto socio-siquiatrico aplicable al “Chavismo” es el de “Secta Destructiva”. Y enumeró algnas de sus características.